El espejo

Bueno, ¿qué te puedo decir? Me volví lo que quería ser, es decir, un "sin título". ¿Recuerdas quién dijo que un gato no necesita un diploma para maullar? Entonces, ¿qué? Siempre que escribo pienso en quién lo va a leer. ¿Es esto para alguien específico o lo estoy haciendo porque, en realidad, quiero ser como esa mezcla de materiales que forma un espejo? Quiero volverme cualquier materia que sea reflejante.

¿Es posible que mi cuerpo esté hecho de alguna sustancia capaz de reflejar? Quiero que te mires en mí, que yo me refleje en ti. Quiero proyectar mis traumas sobre ti, pero después pedirte perdón por lastimarte y explicarte por qué lo hice. Eso, hasta que, por fin, sea como la manzana que cae del árbol.

Y sí, es verdad: hice heridas. Es verdad que provoqué traumas, especialmente a ti. Pero también superaste otros traumas. A veces me duele no ver la mejor versión de ti. Como cuando me preguntaste cuándo me iría, y no supe qué decir, no supe qué hacer. Siempre contando números con los dedos porque no puedo con la mente.

Hablo conmigo mismo. Así quiero caminar, que se escuche que me amo, aunque no lo haga, para que entiendas de una vez que, si eso es lo que ves en mí, es porque tú tampoco te amas. Deja tranquilo al que está tranquilo. Deja de proyectar esas ideas sobre mí.

Es difícil aceptar que, tal vez, no hice lo mejor y preferir culparte porque, al ser mi espejo, tú eres igual que yo. Dios, es verdad. Pero basta de contradicciones, de doble moral. Basta de limitarme mentalmente. Eso me lo digo a mí mismo frente al espejo.

¿Por qué tengo tantos espejos? Tengo espejos hasta en el techo. Estoy obsesionado con ellos. Malditos espejos que me dicen que mi cara no se ve bien. Pero aun así quiero mirarme, ver mi rostro, darme besos. Besos en toda mi cara, hasta llenar el espejo de marcas.

Después me lanzo besos con la mano, porque tú, reflejo, eres a quien beso. Eres a quien adoro. Hoy estás cansado, lo sé.

Mañana, mi objetivo será cometer suicidio social: ignorar lo que mi moral no considera correcto, hacerlo invisible. Después lo reproduciré. Quiero que reflejes en mí tu mirada más íntima. Dame un reojo, una pasadita por mi vitrina.

Si me aburro al verte, si me enojo porque no odias el sol como yo, ¿qué importa? ¿Por qué odio tanto? ¿Quién me lastimó? ¿Fuiste tú, persona del espejo?

Por eso nos dieron espejos, para mirarnos. Pero me miro y no me reconozco. Mi nariz duele, algo extraño sale de ella. Mis ojos parecen estar saliéndose. Y escucho una voz que me dice: "Mírate, mírate. ¿Quién eres? ¿Te reconoces? ¿Sabes quién eres?".

Intento mirarla a los ojos, pero no puedo ver mi reflejo. Es un ángel. Al levantar la mirada, me veo. Estoy cansado, con el estómago revuelto y lleno de miseria.

¿Quieres darme algo de comer? Gracias, pero está muy seco, muy seco. Lo comeré por respeto a ti, bella dama.

Es verdad que esta sopa de letras hoy quedó un poco rayada, pero ¿qué importa? A nadie le importa. Por eso lo escribo, para que se quede contigo.